Más allá del gimnasio.

Más allá del gimnasio.

Esa misma tarde Sandra me cargó hasta su coche y me llevó a su casa, donde siguió con el tratamiento. Aquella sustancia que Sandra había introducido en el suero y que mi cuerpo estaba consumiendo por vía intravenosa me había provocado una reducción lenta pero sostenida de la grasa corporal y un aumento del músculo magro, después de una semana de estar viviendo en su casa. Una mañana me sentí bien como para poder caminar por mi propio pie. Sandra me vio y me dijo que podía ir a la cocina a tomar el desayuno con ella y un médico, mientras retiraba el suero. Así lo hice, estaba desnudo, me puse una bata y fui caminando hasta la cocina. Cuando llego a la cocina estaba Sandra con un un bikini y su sostén, sirviendo desayuno para 3. Al entrar en la cocina la saludé:

– Hola Sandra.
– Hola Juan. Siéntate que ya voy a poner el desayuno.
– Perdona que lo pregunte pero: viene alguien más?
– Sí. Viene un amigo mío Chris. Es afroamericano. Por qué lo preguntas?
– Es que como somos dos y pones tres platos…
– Sí. Vale. No tardará en llegar.

Justo en ese momento sonó el timbre. Me ofrecí para ir a abrir la puerta, pero por alguna razón, las piernas me fallaron. Me senté nuevamente, y Sandra salió a abrir. Regresó al poco rato con Chris, estuvieron charlando unos momentos en la puerta y luego entraron los dos en la cocina.

– Juan, este es Chris el amigo del que te hablé.
– Encantado Chris, y le ofrecí la mano…

Cuando me dio la mano, sentí que se me desarmaba como si estuviera hecha de galleta. Chris, el amigo de Sandra, era más grande que ella, y qué decir de mí. Mi mano dentro de la suya parecía la de un niño en la de un adulto, Pero no solo eso, sino que venía de hacer ejercicios, tenía una malla que en cualquier momento podía reventar por donde la mirase y unas zapatillas. Cuando se sentó su cuerpo no dejaba ver la silla que tenía detrás. Sandra sirvió los 3 platos de desayuno, mientras ella y Chris conversaban amigablemente:

– Me han dicho Sandra que has hecho progresos en volumen y has aumentado mucho tus cargas musculares…
– Sí Chris. Así es. Ya terminé el tratamiento y estoy en esa fase de ganar masa muscular.
– Y tú Juan: también estás en tratamiento, me preguntó.
– Sí, yo…
– Apenas está adaptándose Chris. Todavía no muestra los resultados del tratamiento.
– Ese es un problema asociado al hombre blanco. Y más cuando tiene unos bajos índices hormonales.
– En todo caso, Chris, te garantizo que puedes estar tranquilo que bajo mi cuidado no te defraudaré con los resultados que se consigan con él.
– Me podéis explicar de qué tratamiento estamos hablando?, pregunté.
– Sí Juan mira. Se trata de lo que te he venido poniendo dentro del suero fisiológico y que te ha mantenido durmiendo todos estos días.
– Vas a estar durmiendo durante una semana Juan.
– No Chris, Juan ya la terminó hoy.
– Bien, entonces vamos a pasar a la segunda fase del tratamiento.
– Y eso en qué consiste?, volví a preguntar
– En que ahora entrenarás con nosotros, dijo Sandra.

En ese momento, se me atragantó el desayuno. Chris me dio un golpe en la espalda, y a pesar de mi fortaleza física, terminé pegando mi cabeza de la mesa. Me desmayé.

Cuando volví a despertar, miré por la ventana. Era de noche. Tenía el suero conectado. Otra vez. Miré el reloj. Eran las 2 de la mad**gada. Increíble. Me levanté para ir al baño de mi habitación, cuando pude escuchar unos gemidos femeninos que se colaban por el extractor. “Sandra está follándose a Chris”, pensé. Aunque en realidad, tenía más sentido que fuese al revés. Que Chris se estuviera follando a Sandra. El caso es que no quise hacer ruido alguno, en previsión de que ellos también pudieran oirme, cuando por descuido, tiré el tubo de dentífrico al piso. Oí un golpe seco.
De inmediato, los jadeos se pararon. “Ahora van a venir por mí”, pensé. “Mejor que me vaya de aquí”. Me levanté del váter, tiré la cadena y cuando abro la puerta del baño, estaban ellos dos ahi, de pie, frente a mí. Sandra se me acercó:

– Qué haces despierto a esta hora Juan?
– Es que quería ir al baño, y os escuché por el extractor
– Ve a dormir. Déjame ayudarte, dijo Sandra.

Con un movimiento de brazos, me levantó y me echó encima de sus hombros. Y me depositó en la cama. “No te levantes”, me dijo. Apagó la luz y los dos se fueron a su habitación.

Habían pasado ya 2 horas desde el momento en que los había escuchado, sin querer, pero los había escuchado, cuando me decidí a levantarme otra vez de la cama para tratar de averiguar qué estaban haciendo a esa hora. Entré nuevamente al baño, aunque sin encender la luz ni nada, y presté atención a los sonidos que podrían llegar por el extractor… Efectivamente, seguían en lo mismo. “Dios mío no puede ser que dos personas pasen tanto tiempo follando!” pensé.

Haciendo acopio de una valentía que no sabía que podía tener, decidí acercarme a la habitación de Sandra. Ya habíamos follado salvajemente en mi entrevista laboral, y ahora si estaban ellos dos follando, o bien me podían invitar a incorporarme a la fiesta, o bien me podían poner a dormir cualquiera de ellos dos, con sólo darme una cachetada. Llegué a la puerta de la habitación de Sandra y la abrí…

Lo que pude ver definitivamente no era humano.

Chris estaba follándosela en 4 patas, sí. Pero ella se había agarrado del marco de la ventana de su cuarto, y había arrancado la ventana de cuajo. La había puesto apoyada en la pared, y ahora se aferraba a los muros de granito de su casa, y no había forma en que ella pudiera agarrarse de la pared por más de 5 segundos. Chris se volteó cuando notó mi presencia, y se lo avisó a Sandra, quien le agradeció que parara. Los dos se pusieron de pie, cuando cerré la puerta de la habitación. La polla de Chris era tan gruesa que parecía el cuerpo de otra persona, con un largo que cuando se puso flácida, le llegaba a las rodillas. Sandra tomó un vaso de agua para poder hablar:

– Qué haces aquí? Te mandamos a dormir…
– Sandra tú sabes que yo también soy un hombre y…
– No Juan. Aquí el único que merece ser llamado hombre, soy yo.
– Oye Chris, mira tío, en condiciones normales…
– En condiciones normales ya te habría matado de una ostia, y si no soy yo, habría sido ella, pero en todo caso, aquí y ahora, vas a ser mi puta personal.
– Yo no quiero hacerte daño Chris…
– Es que no podrás

Me agarró por las pelotas y del dolor que me causó casi me desmayo otra vez. Sandra le pidió que me dejara, que yo también podría incorporarme a la fiesta con ellos.

– No le hagas daño Chris. Vamos a dejarlo que se integre con nosotros.
– Pero todavía no está listo. Bien se ve que no tiene grasa, pero masa muscular no tiene
– Déjalo en mis manos Chris.

Sandra agarró mis guebos y empezó a lamerlos para aliviarles el dolor. Me cargó en sus brazos, para ponerme otra vez en la cama. Chris se acostó al lado mío para contemplar a su “nueva putita blanca”, como me llamó. El caso es que Chris ya tenía una erección de caballo, y quería que le chupara la polla. Me puso la cabeza en mi boca, y empecé a chuparla, aunque cuando quise morderla, mis dientes se resintieron y me empezaron a doler. Cuando Chris vio mi cara de dolor, no pudo hacer menos que reírse, dejando expuesta su inmensa y perfecta dentadura blanca. Sandra que había terminado de chuparme la polla, cuando vio a Chris con su erección de caballo, abrió las piernas y se sentó frente a Chris. Éste, empezó a batirla como si de una muñeca de trapo se tratara. Ella empezó a moverse también al mismo ritmo que él, y en un momento me dijo Sandra que se la metiera por detrás. Así lo hice, estaba de pie detrás de ella, pero los guebos de Chris eran tan grandes que me costó encontrar el ano de Sandra. Por fortuna, siempre estaba relajado y lista para ser penetrada. Mi polla entró sin problemas. Una vez que la tenía toda adentro, sentir los movimientos de la polla de Chris, terminó poniéndome mucho más. Había agarrado a Sandra por las tetas que las tenía húmedas, pero firmes como el acero, mientras le metía y le sacaba mi polla a placer, cuando me agarró las manos y las puso en su cintura y me pidió que no la soltara.

En ese momento, Chris se puso de pie, mientras los dos nos follábamos a Sandra y me aplastó contra la pared del cuarto, que en ese momento se requebrajó. Mi espalda quedó grabada sobre el muro. Sin embargo, Chris nos paseó por toda la habitación a Sandra y a mí. En ese momento entendí por qué no había podido morderle la cabeza de la polla y por qué él era el verdadero hombre de nosotros 3 en esa habitación. Seguimos así durante un buen rato, hasta que avisó a Sandra que se iba a correr:

– Coño Sandra…. Me corro!!!!
– Sí!!!!!!!!!!!

Yo grité.

Sentí la eyaculación de Chris en el coño de Sandra y sentí que el coño de Sandra apretaba la polla de Chris, mientras sus nalgas apretaban la mía. Pensé que si en algún momento Chris acababa en mi culo, toda la sangre de mi cuerpo iba a ser reemplazada por su leche. Chris se dejó caer en la cama nuevamente, con nosotros dos encima de él. Solo Sandra y yo éramos más de 220 kilos. Y Chris como si nada.

Los tres nos quedamos jadeando… Mejor dicho, Yo me quedé jadeando, exhausto. Como si hubiera corrido dos maratones seguidos. Sandra y Chris se habían puesto uno a cada lado de mí. Chris me preguntó:

– Qué te pareció?
– No tengo palabras para describirlo Chris… Cómo lo logras?
– Cuando culmines el tratamiento, comprenderás muchas cosas Juan
– Pero es que tú, con ese tamaño, esa fortaleza, ese vigor, esa polla sobrehumana…
– Bésame Juan, Bésame…

Me acercó a su boca y sentí sus labios rojos y carnosos y luego su lengua que podía asfixiarme, y no pude ofrecer más resistencia. Nos besamos durante un largo rato. En un momento, Chris flexionó sus bíceps y me pidió que los besara. Comencé a besar todo su musculoso cuerpo color ébano hecho de acero sólido. Llegados a un punto, hicimos el 69. Y Chris se puso de pie mientras me tenía boca abajo agarrado por la cintura. Yo chupaba sus guebos y lo que podía de su polla, mientras él se tragaba todo mi paquete y humedecía sus gruesos dedos en mi ano, que cada vez se dilataba más y más. Llegado el momento me pidió que me sentara encima de él, que la penetración así no sería tan dolorosa. Efectivamente, después de 2 intentos pudo pasar toda. Mientras Chris me follaba ahora sí, Sandra le había puesto su coño en la cara para que se lo chupara. Estábamos los dos al servicio de él. Al mismo tiempo. En un momento, agarró a Sandra por la cintura y se dejó el coño de ella pegado de sus ricos y carnosos labios rojos. Ella pegó un grito de placer y le dio una ostia a la pared que la dejó agrietada. Yo mientras tanto, me apoyé en sus abdominales para poder continuar con su ritmo, y luego de un tiempo, me corrí yo. Él siguió bombeándome el ano y llegado el momento también se corrió dentro de mí. El sabor y el calor de su semen me llegó hasta la boca. Yo apreté mis nalgas todo lo que pude para que su polla se terminara de exprimir dentro de mí, pero poco pude hacerles. De todas maneras, la leche que le quedó se la chupó Sandra. Chris me dijo:

– Quédate conmigo Juan. No te diré que te amo, pero haré un hombre de tí.
– Chris…

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