Desvirgando a Javi II – De compras

Desvirgando a Javi II – De compras
A las 9 de la mañana, como cada dia, Néstor llamó a la puerta de la habitación.

-El desayuno está listo, señora.

A pesar del sueño que tenia, le ordené entrar. Javi seguia dormido a mi lado, tan desnudo como el dia en que vino al mundo. Néstor, indiferente como siempre a los desnudos -tanto míos como a los de mis amantes-, dejó una bandeja con el desayuno en mis piernas.

-Grácias Néstor

-De nada, señora. -Y se marchó sin más.

Saboreé lentamente mi desayuno y dejé algunas tostadas para mi compañero de cama, ya que que tendria que recuperar fuerzas para lo que nos esperaba. Aparté la bandeja y empezé a acariciarle suavemente. Mis dedos se enredaron suavemente en su pelo, y lentamente fueron bajando hasta llegar a su pene, que reaccionó favorablemente a mis caricias. En cuanto estuvo duro, empezé a lamerlo, y fue entonces cuando se despertó.

-Buenos dias cariño -le dije con su miembro entre mis dedos.

-Ho..hola Cristina, buenos dias. Creí que estaba soñando…, y vaya, veo que no era un sueño.

-Jajaja, que majo. Túmbate bien y relájate, ahora me toca a mi cabalgarte -dije mientras me subía en él y suavemente metía su verga dentro de mi.

-Mmmm… que gusto…-gemí al sentir como me penetraba. Javi soltó un ruido mezcla entre gruñido y suspiro, y cerró los ojos. Empezé a subir y bajar lentamente, sintiendo cada centímetro de mi joven amante. Cuando ya habia cogido un buen ritmo, me agarré a los barrotes del cabezal de la cama y empezé a combinar las subidas y bajadas con círculos. Al cabo de unos minutos de placer continuo, me fijé en Javi, que estaba como hipnotizado con mis pechos y tenia los brazos estirados a cada lado.

-Hmmm….ven, usa tus manos….ahhhh…si, así, pellizcame suavemente…- le dije entre gemidos mientras guiaba sus manos a mis pechos. Sus carícias porvocaron el efecto deseado y mi placer aumentó instantáneamente. Me solté de la cama mientras aumentaba el ritmo y me acerqué a besarle. Nuestras bocas se juntaron en un beso mientras nuestras lenguas jugaban la una con la otra. Aproveché para masturbarme con una mano mientras con la otra le agarraba fuerte del pelo. Mi excitación iba en aumento, y le bajé una de sus manos a mi vulva.

-Miraaahh..pon la mano así…mmmm…si, siiii, y usa el pulgar -conseguí soltar entre los cada vez más fuertes gemidos, mientras guiaba su mano hacia mi clítoris para que lo masajeara suavemente. Me agarré otra vez al cabezal y aumenté los movimientos entre pequeños gritos de placer mientras los bufidos de mi amante iban en aumento. Empezé a sentir las contracciones del orgasmo en la vagina mientras el placer de correrme recorria todo mi cuerpo, erizando mi vello y provocándome un fuerte estremecimiento que me llevó a abrazarme a Javi entre gritos de placer. El chaval también me agarró, y en aquél momento sentí como se tensaba su cuerpo mientras gemía también. Noté como su leche me regaba por dentro, y permanecimos un buen rato así abrazados, con nuestros cuerpos fundidos, besándonos.

Cuando su pene salió de dentro de mi, fui a ducharme.

-Voy a lavarme un poco, ahí tienes el desayuno campeón.

-Grácias Cristina. Te puedo llamar Cris?

-Por supuesto -le contesté con una sonrisa. -Puedes llamarme como quieras.

Entré en el baño de la habitación y me miré en el espejo. Mi pelo estaba hecho un desastre, y mis ojos parecia que suplicaban por una buena dosis de descanso. Además, aún tenia el semen de anoche en mis pechos, y la vulva mojada y goteando los flujos de ambos. Pero a pesar de mi estado y aspecto, estaba feliz y me sentia llena de energia. Me metí en la ducha y me dediqué a enjabonarme a consciencia y a lavar hasta el último rincón de mi cuerpo.

Cuando salí, fui desnuda a la habitación a buscar mi albornoz, y vi que Javi se habia terminado toda la comida de la bandeja y se habia vuelto a dormir. Le miré con cariño mientras me secaba, y me fui al jardín trasero, dónde tenia mi piscina, a tomar el sol. Y si, iba completamente desnuda. Estaba en mi casa, no creo que a nadie le m*****ase.

Al cabo de un rato de broncearme, llamé a Néstor para que me pusiera crema por la espalda. Untó sus manos y empezó a masajearme los hombros con fuerza, pero sin hacerme daño, de una forma muy relajante. Bajó haciendo círculos extendiendo la crema por toda la espalda hasta bajar a la zona lumbar.

-Desea la señora que siga bajando? -me preguntó como siempre, con cara y voz neutras

-Por supuesto, no querrás que me queda a rayas? -Le contesté en broma

-Supongo que no, señora. Aunque quizá aportaria un toque exótico a sus fiestas nocturnas.

No me lo podia creer! En todos los años que llevaba a mi servicio, esto era lo más próximo a una broma que habia soltado. Quedé sorprendida mientras se ponia más crema en las manos y proseguia con la tarea de embadurnarme mientras me masajeaba. Después de asegurarse que mi culo y mis piernas estaban a salvo del sol, me preguntó si deseaba algo más.

-Tráeme un gintónic porfavor. Y empieza a preparar la comida, hoy me apetece algo sencillo, pero en cantidad, que tengo bastante hambre. -Le contesté. Miré su bragueta, y ¡sorpresa! Ni rastro alguno de una posible erección. Este hombre estaba hecho de piedra, llevaba un buen rato sobando mi cuerpo desnudo y no habia ningún indicio de excitación en él.

Segui tumbada medio dormida un rato hasta que la voz de mi mayordomo me sacó del ensueño.

-A la comida le faltan 30 minutos señora. Desea que le acompañe el joven que vino con usted anoche?

-Si por favor, y dile que se duche. Me da igual si se viste o si va en pelotas, pero que vaya limpio.

-Si señora -dijo mientras se daba la vuelta y se marchaba. Me lanzé de cabeza al agua para desperezarme y quitarme la crema del cuerpo. Hice unas cuantas piscinas, y después de secarme entré en la casa para ponerme una bata de seda. Justo cuando me senté en la mesa, entró Néstor con un carro de bandejas seguido de cerca por Javi, que iba vestido con la misma ropa de ayer.

-Buenos dias otra vez, como has dormido?

-Pues bien, hasta que Don Limpio me ha despertado -contestó mirando a Néstor

-Pues vaya -dije sin hacerle el menor caso mientras mi mayordomo me servia un plato de risotto alle funghi.

-Uhm, algo sencillo eh Néstor? -le comenté con una sonrisa burlona en los labios. El curtido mayordomo no contestó a la pulla que le lanzé. Sirvió otro plato al chico, nos llenó las copas de vino y se marchó sin abrir la boca.

Estuvimos un rato comiendo en silencio hasta que Javi me preguntó:

-Ehm…esto…Cristina, ahora qué vamos a hacer?

-No se tu, pero yo voy a terminar de comer, y luego puedo que me eche un rato a dormir. Puedes dormir un rato más si te apetece, o te puedes bañar, o pasear por los jardines -le contesté mirádole amistosamente.

-Es que..no tengo más sueño, y la verdad, no me apetece demasiado bañarme o ponerme a andar. Habia pensado en algo más…ya sabes -dijo mientras sus mejillas enrojecían.

-Hmm..no se a qué te refieres -dije haciéndome la tonta.

-Hombre, es que yo creía que… bueno, como estoy aquí…Yo…

Su desconcierto y verguenza me hicieron reir.

-Quieres que nos vayamos a la cama otra vez? -Le pregunté con voz sensual. Tragó saliva y asintió rápidamente la cabeza con una sonrisa

-Ya veremos, aunque no te lo parezca, tengo cosas que hacer -dije mientras Néstor entraba en el comedor con los postres

-Señora, ha llamado su amiga Carmen -dijo -Quiere saber si se acuerda de que éste mes le toca a usted ser la amfitriona

-Es verdad, ya ni me acordaba. No se qué haría sin ti, Néstor -contesté. El mayordomo hizo como que ignoraba mi comentario, pero vi orgullo reflejado en su mirada.

Terminé de comer mientras pensaba en los preparativos de la bacanal que iba a hospedar.

-También quiso saber si necesitaba ayuda con los preparativos. Afirma no tener inconveniente en prestarle uno de sus…chicos.

Carmen se parecía bastante a mi. Adinerada, madura, buen cuerpo, deseosa de sexo….pero sus gustos sexuales eran algo más oscuros. Bastante más, diría yo. En su casa tenia una mazmorra en la que tenia “captivos” algunos esclavos y esclavas, a los que torturaba -literalmente- por placer. No eran prisioneros reales, según tenia entendido podían marcharse. Pero por motivos que no lograba entender, elegían quedarse con su Ama.

Estuve pensando unos minutos mientras me terminaba el sorbete. Se me habia hechado el tiempo encima, y si queria preparar una fiesta como Dios manda iba a necesitar refuerzos. Finalmente tomé una decisión.

-Néstor, lláma a Carmen y díle que acepto su ayuda, que iré a cenar esta noche en su casa si le parece bien. Díle también que traeré un invitado.

-Si señora -contestó mientras recogía los platos y se iba.

-Entonces…yo también vengo? -preguntó Javi tímidamente

-No voy a obligarte, pero créeme, si vienes lo vas a disfrutar -le dije con una mirada pícara. El chaval sonrió. -Eso si, tendrás que ir bien vestido, Carmen es una mujer elegante y refinada, no puedes ir a su casa así. Voy a vestirme y nos vamos de compras. -Dije sin opción a que se negase mientras me iba a mi habitación. No dónde habia dormido con Javi, sinó donde dormía yo cuando estaba sola.

Después de tardar un buen rato en vestirme -sin ropa interior, por su puesto-, fui a la sala de estar. Javi estaba tumbado en el sofá mirando el televisor. En cuanto me vio se quedó embobado, y las únicas palabras que logró articular creo que fueron algún tipo de piropo. Llamé a Néstor y le dije que nos íbamos. Salimos fuera y nos subimos en el Aston Martin. Néstor, que además de mayordomo y cocinero era chófer preguntó por el destino.

-Al centro de la ciudad, tenemos que comprar algo de ropa. -Dije sin más detalles. El hombre sabía donde debía ir. A todo esto, Javi estaba callado como una tumba, dejándose llevar por mi. Sin decir ni una palabra y sin hacer ruido, empezé a acariciarle por encima del pantalón. Estuve así todo el trayecto, cada vez más calientes los dos, pero sin llegar a meterle mano. Cuando por fin llegamos a la tienda, tuvo que hacer un esfuerzo por caminar intentando disimular la más que evidente erección. Le agarré del brazo, y paseé con él. Tenerle a mi lado con estos signos evidentes de excitación que hacían que la gente nos mirase hacían que me pusiera más caliente aún.

En la tienda estuvimos escogiendo algunos trajes y se los probó en los vestidores. Aprovechando que no había demasiada gente en la tienda y las dependientas parecian ajetreadas, me vino una idea a la cabeza. Me colé en el interior del probador, pillándolo desprevenido.

-Uy, que apretaditos estamos aquí, verdad? -dije acercándome a él. Mis pechos rozaban su espalda, y con cada roze provocado por el más leve movimiento, los pezones se me endurecían. Pasé mis manos por su pecho desnudo mientras le besaba el cuello de la forma más sensual que sabía. Sin permitirle girarse, metí mi mano dentro de sus calzoncillos.

-Veo que te alegras de verme aquí dentro eh pillín? -Le susurré al oido con voz traviesa

-Nos van a oir -dijo con un hilo de voz preocupada el chaval.

-No si eres capaz de guardar silencio cariño -le dije en voz baja mientras empezaba a pajearlo con una mano. Con la otra seguia acariciándole el pecho, y mis labios no se separaban de la piel de su cuello. Se apoyó con las manos en el espejo y cerró los ojos intentando no hacer ruido mientras le masajeaba el miembro. Al poco rato empezó a salir el líquido preseminal, y lo aproveché para deslizar un poco más fuerte mi mano, centrándome en su glande, haciendo un movimiento circular que parecia que le iba a matar de placer. Yo cada vez estaba más excitada, pero queria reservarme para la noche. No tardó mucho en correrse entre ahogados gemidos, dejando el espejo salpicado de semen.

-Muy bien campeón -le dije divertida mientras me secaba la mano en sus calzoncillos y se los subía. Salí del probador ante las atónitas miradas de las dependientas y algun cliente. Me miraban de forma extraña, sin saber si recriminar mi comportamiento o ignorarlo. Al salir Javi del probador -mirando al suelo muerto de vergüenza- las miradas pasaron del reproche a la incredulidad total. Supongo que no esperarian que mi pareja fuese tan joven. De hecho, es posible que me hubiesen tomado por su madre. Les miré desafiante, pagué por la ropa y nos fuimos.

Néstor estaba esperando en el mismo sitio dónde nos habia dejado.

-Les llevo a casa señora? O quiere ir directamente a casa de Carmen?

-Primero iremos a casa, Javi tendria que ducharse y cambiarse, no es cierto? -dije mirándolo lascivamente. Cada vez estaba más excitada y se me hacía difícil esperar a la cena con mi amiga y su harén para satisfacerme. Pero estaba segura de que el sacrificio y la espera serían bien recompensados.

Continuará

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