Irina se enamora.

Irina se enamora.
de su mamá
Me llamo Irina, tengo 29 años y vivo una hora de Buenos Aires en una pequeña ciudad que ha crecido mucho estos años. Trabajo en una tienda que desde que mi padre falleció la manejamos con mi madre, Guadalupe que acaba de cumplir 50 años. Nuestra vida es muy rutinaria y tranquila, no tengo novio y mi madre tampoco. Nos hablamos bastante poco de nuestras cosas, somos dos mujeres muy calladas y poco comunicativas. Un sábado por la noche me invita una amiga casada a cenar con su marido y sus tres hijos pequeños, un plan bastante estúpido, pero no tengo otra cosa que hacer, acepto. Como el domingo no abrimos la tienda, comimos y tomé algo de más, vino blanco que tanto me gusta. Volví caminando a casa, unos 500 metros. Entro, todo apagado, veo luz en el dormitorio de mi madre, paso para saludar, pero la oigo gemir y la espío, se está masturbando, algo que yo hago casi todos los días y como sé que ella no tiene sexo con nadie, al igual que yo, la entiendo perfectamente. Voy a mi dormitorio, me desvisto, sigo con la imagen de mi madre con los dedos en la concha y sus tetas al aire. Borrachita como estoy, ya desnuda me empiezo a tocar. No escucho nada de mi madre y decido ir a ver qué pasaba. Abro la puerta y mi madre me mira y me dice
– ¡Irina! No sabía que estabas ya de regreso. ¿Por qué estás desnuda?
– Sí, mami, hoy quisiera dormir con vos, estoy algo, triste y necesito que me mimes
– Ven hija, cuéntame que pasa.
Me acomodo en la cama, me acurruco junto a ella, y le digo
– Te quiero mami, eres muy bonita y tengo ganas de besarte.
Ella toma la iniciativa y me besa la boca, me mete la lengua, me hace que juguemos lengua con lengua, se sube sobre mí y me besa la boca, el cuello y me acaricia. Tiemblo de placer, con mis manos acaricio su cuerpo, gordita pero firme todavía. Ella sigue avanzando y bajando por mi cuerpo, me besa las tetas, me lengüetea los pezones, grito de placer. Se arrodilla junto a mí y me sigue comiendo los pezones y me acaricia el clítoris. Estoy paralizada, húmeda y con la piel de gallina. Sorprenda con mi mami, pero gozando como una perra. Le imploro que no pare, que me encanta lo que hace. Mi mami, deja de comerme los pezones, arrodilla entre mis piernas que me las hace abrir y empieza a lamer los labios de mi concha y con los dedos me acaricia el clítoris. No puedo más y cuando comienza a comerme la cuca bien profundo tengo un orgasmo que acaba todo en su boca. Cuando dejo de dar estertores, mami se acuesta junto a mí y dice:
– Irina, esto que acabamos de hacer, está muy mal, pero hace mucho que te deseo. Te veo tan sola y triste y te quiero tanto…
– Mami, estuvo muy rico. Ahora la que te desea soy yo.
Vuelta a besarnos, sobarnos y comernos mutuamente, tetas, pezones y la concha, 69 mediante mi madre me devuelve la gentileza. Ahora ella me acaba en la boca. Abrazadas, apagamos las luces y nos dormimos.
El domingo fue clave para nuestra futura relación. Nos despertamos tarde, volvimos a hacernos el amor, ahora sin tanta urgencia, con paciencia, tiempo y mucho amor. Nunca tuve experiencia con mujeres, pero con mami estoy aprendiendo a cómo hacerlo. Aprendo, que me encanta que me chupe y me meta los dedos en el culo, tengo, no lo sabía, sensibilidad anal. Me amada madre me ha desvirgado dos veces, como lesbiana y cogiéndome el culo. Nos bañamos juntas, jugamos con nuestros cuerpos, almorzamos, siempre desnudas y volvimos a hacer el amor dos veces en la tarde y noche.
Desde esa oportunidad, somos pareja, no lo sabe ni lo sabrá nadie. Somos dos lesbianas, que viven y trabajan juntas, dormimos todas las noches luego de cogernos gratamente. Hemos adquiridos coas, juguetes, consoladores, strapon o esas porongas largas que tiene dos cabezas y nos cogemos mutuamente. Además me he hecho adepta a que mami me coja el culo con el strapon o con el consolador que vibra, o simplemente con sus dedos. Conté que desde la primera vez sentí gran sensibilidad anal. Mamá lo notó y siempre me da ese placer. Ella prefiere que la haga eyacular con mi boca y por supuesto el vibrador en su concha.
Noto a mi madre mucho más animada y yo he vuelto a reír, ahora nos contamos todo
No puedo contar de hombres, porque solo tuve un novio, era un pavo en la cama. Pene pequeño, no había juegos previos, me la ponía y en dos minutos eyaculaba. Cuando me peleé con él, nunca más tuve un hombre ni volví a coger con nadie.
De mujeres, tampoco, mi mamá fue la única, la primera y espero que sea la única por mucho tiempo, la amo tanto…

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