Blanco leches y las siete putillas

Blanco leches y las siete putillas
Perdonarme por poner un cuento X.

En un pais muy lejano una bruja planeaba la muerte de su joven hijastro. La razón, no era otra que poner a su hijo bastardo como príncipe, para que en algún momento cercano fuese el rei de aquellas tierras.

– Hijo, querido, entrega estas monedas a un criado para que guarde silencio. Si las monedas no son suficientes saben que pueden contar con una espada cómo pago. Que haga ir al príncipe al bosque negro y que allí lo mate. Jamás será encontrado.

El hijo, un chico bueno que se divertía jugando con las criadas, no queria saber nada de la vida de la realeza. Preferia seguir tocando a todas las jovenes empleadas, y follarse a aquellas que conseguía engañar con promesas. No quería que el príncipe muriera. Era además su amigo.

Tomo las monedas y se las guardo para el y fue a avisar a la vieja yaya, la mujer que habia cuidado al príncipe desde pequeño y a él mismo desde que llegó.

– Yaya mi madre quiere matar al príncipe, tenéis que salvarlo.

– Hay, que el momento ha llegado, no digas nada, vete unas horas que yo me encargo.

El chico desapareció entre las faldas de una de sus criadas preferidas, pero terminado el polvo, temió que su madre descubriera lo sucedido.

– Algo ha salido mal, verdad? Cuéntame

– Ha sido la yaya, me engañaron y ella se lo llevó.

– Te engañaron o te enredastes con una de las criadas? Es igual, aun hay tiempo.

Salió al patio del castillo y soltó a los perros que se encargarían de encontrarlos.

– Buscar a la vieja yaya. Dijo

Los perros corrieron y corrieron pero el príncipe estaba ya muy lejos.

– Corre hasta al final del bosque, yo no puedo correr y siento a los perros de tu madrastra acercarse.

El príncipe corrió todo lo que pudo y llego exhausto al una pequeña casa. Calló desmayado justo cuando se na mujer le abría la puerta.

Comenzo a despertarse con una sensación rara en la entrepierna, algo húmedo que recorría su polla.

– Creo que se despierta, puedes parar.- Escucho que decia una voz de mujer

– Un poco más que aún no sabe que sucede.

Cuando porfin descubrio que pasaba, intento seguir dormido disfrutando de la comida que le hacían. Tenia la polla enorme y sentía que estaba apunto de correrse. Abrió un ojo y miro que pasaba. Se encontro con una hermosa joven rubia de ojos verdes que se la comia de forma ansiosa. La chica le sonrio con la polla en la boca.

– Creo que aun no esta, solo un poco mas.

El principe no aguanto mas y se corrio en la boca de aquella guapa desconocida. La joven continuo comiendosela relamiendo cada gota de semen que salia.

– Ummm, es el mejor semen que he probado nunca. Dijo ella.

– Te tengo dicho que no puedes dejar que se corran si no sabes si van a pagar. – Escucho que decia la otra voz.

El principe se incorporo satisfecho y miro al rededor. Aparte de la joven rubia que arodillada sobre el, se limpiaba el semen de la boca, otras cinco jovenes preciosas lo observaban.

– Donde estoy.- Dijo el principe.

– Estas en nuestra humilde morada.

El chico miro al rededor y observo que efectivamente era un lugar muy humilde y sencillo.

– ¿Me lo puedo follar ya?- Dijo otra joven morena que estaba cerca.

– Calla, viciosa, no es el momento.- Dijo la otra que parecia la jefa.- Primero sepamos quien es este joven.

Se termino de incorporar y les explico que era el Principe Blanco Leches y lo que le habia pasado.

– Es aquel que dicen que su semen es capaz de convertir a una joven pura en reina.

– Por eso su semen estaba tan bueno.- Dijo la que se la habia comido.

– Callar insensatas. Eso lo hace cualquier principe.- Aquella mujer, que solo era algo mas mayor que el resto, se dirigio amablemente a el.- Te presento a mis seis compañeras. Todas juntas intentamos sobribir a la terrible magia de tu madastra. Cualquier mujer joven guapa, se ve obligada a ser pobre fuera de las tierras del castillo, o vivir dentro de el como criada. Estas son, Brutica.

Una joven morena y delgada pero de aspecto fuerte y rudo se inclino con una sonrisa.

– Encantada, mi principe. Todos los trabajos mas duros los realizo yo en esta casa.

– La que le sige es sumisa.

Una joven preciosa rubia de ojos azules se inclino igual que la anterior.

– Mi principe, hare todo lo que ordeneis.

– A sumisa la mantendre alejada de momento. La siguiente es gordita.

Una chica morena de grandes pechos y grandes caderas tambien se inclino.

– Me encargo de hacer la comida en esta casa.

– La que esta ansiosa por follar contigo es adicta, y tambien tendre que mantenerla lejos.

La que habia dicho que queria follarselo se inclino. Era una chica tambien morena y joven. Muy delgada y huesuda.

– Si te cojo a solas, no podras evitar follar conmigo, mi principe.

– A mi me llaman experta, e intento llevar las riendas de esta alocada casa. Y la que te ha reanimado tan bien es golosa.

La chica rubia de ojos verdes que se la habia comido le sonrio.

– Tienes un semen buenisimo.

– Para ella todos los semen estan buenos. Tambien la mantendre alejada.

– El de él es el mejor.- Protesto golosa.

El principe sonrio a todas algo confundido, sin saber donde estaba realmente. Pero se hacia una idea.

– ¿Es acaso esto un burdel?

– Señor, un poco de respeto. Aunque seas un principe, no te permitire que nos insultes. No somos putas, pero como mujeres que somos, pobres y sin recursos, nos vemos obligadas hacer ocasionalmente algun trabajo.

– Vale, lo siento.- se disculpo el Principe.- Pero has dicho que erais siete y solo me has presentado a cinco mas a ti misma.

– Hay, lo siento. Se me olvido Timidilla. Esa no hace falta mantenerla alejada, se aleja sola. Le asustan los hombres.

Al fondo de la sala, una preciosa chiquilla rubia de cuerpo fino y delicado, se escondía tras una puerta y observaba con cara asustada.

– Bueno supongo que si eres un príncipe podrás pagar los servicios de golosa. No?

Ahora entendia porque experta era quien mandaba. Enseguida iba a por lo que le importaba y era rígida e insistente

– Soy el príncipe, si, pero he tenido que escapar del castillo antes de que mi madrastra me matara. No tengo nada ni sitio donde ir.

– Vaya. Por una vez que viene un hombre importante de verdad resulta que esta sin dinero y corre peligro.

En ese momento picaron a la puerta.y fue a abrir brutica.

– Experta, es la vieja yaya.

El príncipe vio como recibían con cariño a su vieja yaya.

– Dejarme sentarme. La vieja se dirigio a una butaca y se sentó.

– ¿Os conoceis? – Dijo el principe sorprendido.

– Claro que nos conocemos. Ella nos recogio y nos cuido en esta casa. Ella nos enseño todo, como cuidarnos y sobrevivir. Le devemos todo.

– No hay tiempo para historias. Escuchame principe, ha llegado el momento de que destrullamos a la bruja, tu madastra. Aqui aprenderas quien es de verdad y el daño que ha echo. Y vosotras, cuidarlo bien, y enseñarle todo lo que sabeis. Pronto necesitara saber todo lo que no sabe sobre el amor y el sexo. Os necesita y nosotros lo necesitamos para librarnos del yugo de la bruja.

La Yaya se levanto y se dirigio a la puerta.

– Volvere en algunas semanas, cuando el momento decisivo llege. – Le entrego un pergamino a Experta.- Hacer lo que aqui se indica. He de marcharme para continuar despistando a los perros.

La yaya se marcho y experta se quedo mirando el pergamino.

– Entonces si se va aquedar con nosotros, puedo follarmelo? – Dijo adicta.

– No, aun no. – Miraba seria el pergamino.- Pero va a ser necesario follarselo mucho.

– Que dice- Pregunto Gordita.

Todas parecian querer saber que decia aquel pergamino y rodearon a su veterana amiga. Incluso Timidita salio de su escondite y se acerco.

– Dice que para desacernos de la bruja y sus poderes, el hijastro de ella, tiene que someterla y hacerle gozar de placer. Al quinto orgasmo los poderes de ella desapareceran.

– ¿Que? ¿que me tengo que follar a mi madastra?

– Calla, dejame que continue. Aqui dice que pasados cinco dias de la caida de la bruja, la joven mas guapa jamas vista por el reino, aparecera en el castillo, y si el principe consigue seducirla, y engendrar con ella un hijo, el reino gozara de cien años de felicidad.

– Por eso hay que enseñarle. – Dijo brutica.- Hay que convertirlo en un apuesto rei, un experto amante y un buen hombre.

– Efectivamente.- Dijo experta.- Durante las proximas semanas trabajaras para nosotras. Nos ayudaras con todo. Nosotras te enseñaremos a convertirte en un hombre irresistible, pero tambien aprenderas humildad.

– Puedo follarmelo ya?- Preguntaba ansiosa adicta.

– No, esto hay que hacerlo bien. Cada una tiene un trabajo, cada una tiene una cualidad expecial que puede enseñarle. En las proximas semanas cada una le enseñara todo lo que sabe. Pero siendo virgen, mejor empieza con la que mas experiencia tiene.

Todas protestaron por quedarse ella lo mejor. Todas no, pues golosa sabia que habia sido la primera.

El Principe penso que no podia haber tenido mejor suerte en su vida.

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