Después de mi Divorcio 5

Después de mi Divorcio 5
Lo de Carlos fue una verdadera suerte, a partir de conocerle ha sido cuando he empezado a conocer más gente que a su vez me ha hecho conocer a otra gente; los dos primeros meses después de conocernos estuve yendo a Burgos cada fin de semana y me echaba unos polvos de cine. De todos modos él no fue sincero conmigo, comprendo que las primeras veces apenas conociéndonos que no me contara todo, pero poco a poco fui pillando algunos detalles que me llevaron a la conclusión de que hacía tanto a carne como a pescado. En nuestro primer encuentro me había hablado de fantasías respecto a comerse una polla pero que nunca lo había hecho….. de eso nada. Me había hablado de un parque que hay en Burgos donde por las noches suelen ir homosexuales para tener relaciones y que también lo frecuentan hombres supuestamente heteros, casados, en busca de una paja o una felación rápida. Está junto a la ribera del río y con la luz justa para ir de incógnito, creo recordar que es el parque de la Isla y el ambiente empieza los fines de semana a partir de la media noche sobre todo en verano.
El ya conocía de mi algunas cosas como lo de Torrevieja y un sábado por la noche hablando de estas cosas le dije que me gustaría fisgar el ambiente y para allá nos fuimos. Hombres solitarios caminando de arriba abajo por el paseo que de vez en cuando se paraban junto a unos arbustos donde había alguien masturbándose y se unían a él para hacerlo mutuamente; los que buscaban algo más fuerte bajaban a la ribera del río y junto al malecón, al abrigo de miradas indiscretas, podías encontrarte a alguien semi desnudo e incluso teniendo sexo completo. Naturalmente yo era la única mujer que por allí había aunque entre los árboles y arbustos y la poca luz nadie se percataba de ello hasta que no pasábamos unos junto a otros y a pesar de la penumbra podía notar alguna expresión de sorpresa al ver una mujer. Algunos de estos, supongo que por curiosidad, daban la vuelta y nos seguían discretamente por algún tiempo a la expectativa de lo que buscábamos o hacíamos. El ambiente me estaba poniendo cachonda, nos paramos junto a un árbol entre unos arbustos y comenzamos a besarnos y sobarnos todo el cuerpo, era verano y yo llevaba un vestido ligero y las manos de Carlos acariciando mis nalgas pensaba yo era suficiente para que alguien se nos acercara. A los tres o cuatro minutos y sin saber de donde había salido un hombre de mediana edad estaba a un par de metros de nosotros con la polla fuera del pantalón meneándosela, volví la cabeza para mirarle unos segundos y cuando estuvo seguro de que no había rechazo se atrevió a acercarse más a nosotros, Carlos y yo continuábamos besándonos y acariciándonos como si no le prestásemos atención y por fin se atrevió a pasar una mano por mi culo sin dejar de masturbarse con la otra.
Unos minutos después se acercó otro, este un poco más joven y en la misma actitud que el primero, Carlos me había subido el vestido hasta las axilas y mostraba casi todo mi cuerpo, uno de ellos se puso a mi espalda pasando las manos por delante y metiéndolas bajo el sujetador acariciándome los pechos y con su polla pegada entre mis nalgas, el otro se decidió y pajeándose con una mano metió la otra entre mi cuerpo y el de Carlos tocándome el coño. Soy de las que las gusta una cama para desnudarse completamente y gozar, pero a pesar de la incomodidad de la situación me estaba poniendo como una moto y lo que más me excitaba era pensar que podía haber varios hombres más mirándonos. Fue Carlos el primero en aflojarse el cinturón y bajarse el pantalón y calzoncillo, otro de los hombres hizo lo mismo y yo en medio de ellos agarré a cada uno su polla masturbándoles mientras el tercero se había agachado a mi espalda y metiendo la mano desde atrás bajo mis nalgas, acariciaba mi coño.
Uno de los hombres dijo que bajásemos al río, estaba despejado y la luna iluminaba demasiado y se nos podía ver desde diversos sitios así que alguien propuso avanzar hasta un puente de piedra que existe al final del paseo, casi al llegar vi a otro hombre que venía detrás de nosotros a bastante distancia. Nos metimos bajo el puente, era ancho y pegados a la pared nadie podía vernos, pensé que era un sitio poco romántico porque olía mierda y orines pero al menos en mi caso podía más el morbos de estar con tres hombres con la polla fuera del pantalón. El que había visto seguirnos estaba parado junto al malecón del río imaginé que esperando nuestra actitud antes de decidirse a acercarse.
Carlos volvió a alzar mi vestido y mientras volvía a bajarse los pantalones decidí quitarme la ropa interior, nuestros nuevos amigos ya advirtieron con ello que esta dispuesta a todo y uno de ellos también se bajó el pantalón y ropa interior pero el otro decidió quitárselo, nada erótico ver a un hombre con camisa, zapatos y sin pantalón pero estaba ya tan caliente que decidí disfrutar del momento sin pensar en la estética.
No puder ver cuando lo había hecho pero el caso es que cuando cogí la polla del que se había quitado el pantalón me di cuenta de que ya tenía puesto un preservativo, me apoyé con las manos contra la pared del puente arqueando mi culo y se arrimó a mi frotándose, pasados unos minutos sin que se decidiera fui yo la que tomó la iniciativa; eché una mano hacia atrás agarrando su polla y le dije: ” la vas a meter o no”, entró de un golpe y con sus manos rodeando mi cuerpo me tocaba los pechos, el otro desconocido estaba a mi lado meneándosela y tocando mi coño con la otra mano, Carlos nos miraba pelándosela y el cuarto que se había quedado a un prudencial distancia ya estaba junto a nosotros, también este se quitó el pantalón dejándolo cuidadosamente doblado sobre una piedra y haciendo comentarios a propósito del culo tan bueno que yo tenía. El que estaba junto a nosotros pajeándose mientras me tocaba el coño no pudo aguantar más, sentí en una de mis nalgas y pierna su semen pegajoso y me volví a mirarle sonriendo; Carlos estaba cerca de nosotros también y evidentemente le pudo el calentón más que la imagen que pretendía darme, se agachó a mi lado y primero pasó su lengua por mi pierna lamiendo las salpicaduras del otro y en cuanto éste soltó la polla tras correrse no pudo evitarlo y casi por sorpresa se metió la polla en la boca. Me daban ganas de reír si no fuera por lo que me estaba haciendo disfrutar el que me follaba; el último en llegar se acercó al grupo y metió su polla entre la del que se había corrido y los labios de Carlos que no dudó en cambiar al ver a su lado un rabo duro como el hierro. Muy deprisa el que se había corrido se subió el pantalón y desapareció sin decir nada y en ese instante el que tenía a mi espalda soltó un “¡hostia!” y a pesar del preservativo sentí palpitar su polla a medida que escupía su carga; este era más pragmático que el otro, se quitó el preservativo pero no hizo gesto de ponerse el pantalón.
El último, al que Carlos se la chupaba se acercó a mi nada más apartarse el otro frotando su polla entre mis labios vaginales, sacó un preservativo del besos de su camisa y pasaba la lengua por mi cuello mientras se lo ponía y me susurró: “es como si me fuera a follar a mi madre y no imaginas el morbo que me das, no te haces idea de las pajas que me hago pensando que me la follo…” No sé si esto era cierto o lo decía para excitarse pero a mi si me excitó, a los dos minutos de metérmela me di cuenta de que este sabía lo que hacía, ¡joder! aceleraba, aminoraba… cambiaba el ritmo de la penetración y me estaba jodiendo divinamente, este no acariciaba mis pechos, los magreaba y estrujaba justo hasta el punto que separa el dolor del placer y me estaba haciendo gozar como a una perra, el que me había follado antes le tocaba la polla a Carlos y le susurraba algo que yo no era capaz de oír o entender. El que me follaba me dijo:

– ¿Te gusta? Soy más de una polla o un buen culo pero de vez en cuando me gusta hacerme un coño de madura, solo madura…..
– Pues conmigo tienes las dos cosas……….
– ¿Te gusta que te den por el bull? ¡me encantas! si tienes el culo disponible hasta me puedo casar contigo…..

Salió de mi y se agachó, metió dos dedos en mi coño y separando mis nalgas con la otra mano lamió mi ano varias veces y luego escupió en él, coció a ponerse de pie y no té su polla rozando la aureola de mi ano, no fue brusco pero tampoco es que fuera delicado, empujó y me abrí como una flor dejándole entrar, no pude reprimir un suspiro de placer. Con una mano sobaba mis pechos y con la otra en mi pubis me apretaba contra él al tiempo que frotaba mi clítoris, ¡joder! ya estaba otra vez corriéndome. Me había olvidado de Carlos y me llevé una agradable y morbosa sorpresa, El que me había follado antes estaba a nuestro lado en la misma posición que yo estaba, a su espalda, Carlos, agarrado a sus caderas y entrando y saliendo de él en un polvo casi salvaje a juzgar por los gemidos de ambos. ¡Joder con el que no le iban los hombres! lo cierta era que ahora no sabía si me ponía más el que tenía a mi espalda follándome como una máquina o ver a Carlos calzarse al otro.
No sabría decir el tiempo que estuvimos así, pocos minutos después de descubrirlos el gruñido que lanzó Carlos me hizo saber que acababa de correrse en el culo del otro, pero el que tenía a mi espalda no apuntaba trazas de hacerlo en un momento inmediato, un par de veces salió de mi culo y se metió en el coño, pero apenas cuatro o cinco empujones y volvía al lugar que decía más le gustaba. Al final se dejó ir, creo que estuvo casi media hora dándome sin parar y yo con él me llegué a correr al menos dos veces, me hubiera gustado repetir en otra ocasión con él y desde luego en un sitio donde pudiéramos echarle tiempo, pero a la hora de recomponer nuestra ropas y desvestirnos se limitó a decir que podía encontrarle por ese sitio cualquier día. Aquella noche no fui a casa de Carlos, además después de desahogarse él parecía un poco avergonzado de que le hubiera visto en las condiciones que le vi y no insistió. Fui hacia mi coche y regresé a mi casa.

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