Después del trabajo (dedicado a mi ex-novia)

Ben Esra telefonda seni bosaltmami ister misin?
Telefon Numaram: 00237 8000 92 32

Después del trabajo (dedicado a mi ex-novia)
Después de un tiempo sin vernos, hoy habíamos quedado para vernos, tomar algo y ponernos al día. Como siempre, tú apareciste preciosa y casi con la misma energía de que solías tener por las mañanas.

La tarde era algo fría y llovía intermitentemente. Nos fuimos a un café y al sentarnos agradecimos la calefacción del establecimiento. Bajo la chaqueta que te acababas de quitar, llevabas una blusa blanca que dejaba entrever algo de tus generosas tetas apretadas dentro de un bonito sujetador de encaje que no me suena haberte visto nunca. Al ir a la barra a pedir no puedo evitar mirarte el culo y por momentos me entraron unas irrefrenables ganas de tener sexo contigo, sexo duro, cerdo, como a ti y a mi nos gusta, te imagino sobre tu cama a cuatro patas, la imaginación se me dispara hacia un torbellino de imágenes y sensaciones, lengua, manos, dedos, saliva…

¿Qué va a ser? – pregunta el camarero, y yo vuelvo al mundo real.

Volvemos a nuestros sitios con las bebidas y una pequeña tapa de algo indefinido que no creo que probemos. Me cuentas. Te cuento. Planes, ideas, algún que otro recuerdo. Nos reímos de alguna absurdidad, como siempre. Se echa la noche y decidimos volver a casa, mañana hay que mad**gar y el fin de semana se antoja todavía algo lejano.

Ya me acabé el libro que me prestaste -me cuentas mientras caminamos por la avenida hacia tu calle – pero no lo llevo aquí, está en casa. Sube un momento si quieres y te lo llevas.

Accedo. Llegamos a tu portal, abres y subimos las escaleras .Siempre me gusta subir a tu casa por muchas razones, pero hoy cuando he entrado en ella mi atención se ha ido directa al sofá y a la cama, escenarios de nuestras mil y unas perversiones compartidas. Entras en la habitación y regresas con el libro. Lo guardo en mi bolsa y hago un ademán de marcharme.

– Espera – me dices con voz decidida.

Te desabrochas rápidamente el pantalón y cuando quiero darme cuenta has cogido mi mano y la llevas a tu entrepierna. Sin tiempo a reaccionar tengo tu mano dentro de la cremallera de tu pantalón, junto a la tuya, que la guía hasta tus bragas.

– Toca. ¿Ves como tengo de empapadas las bragas? Llevo mojando desde que salí del trabajo.
– Sabes que esa es una de las cosas que más cachondo me pone en el mundo… – acierto a responder, notando que la sangre deja mi cerebro a velocidad de vértigo para dirigirse a otra parte de mi cuerpo.
-¡Lo sé! – dices sonriendo – ¿Te gustaría llevártelas, así de húmedas? Y así tienes otro recuerdo mío cuando me eches de menos.

Me río al tiempo que con mi la punta de mi dedo anular te meto el tejido de la braguita en tu ardiente coño.

– Ven – sacas mi mano de tu pantalón y sin soltarla me llevas con paso decidido a tu habitación – Te propongo un trato.

Al pie de la cama te bajas el pantalón y las braguitas, que sostienes entre dos dedos, mostrándomelas como si quisieras hipnotizarme. Desnuda de cintura para abajo, te tumbas boca en la cama y te abres de piernas ofreciéndome tu coño depilado. Mi polla palpita bajo mi pantalón.

– El trato es el siguiente – sacas un condón de la mesilla y me lo lanzas – Como estoy muy cachonda, tú me prestas un rato tu rabo y si me follas bien follada yo a cambio te regalo mis braguiitas.

Me abalanzo sobre ti, nuestras bocas nos devoran y nuestras manos recorren frenéticamente el cuerpo del otro. Sin mucho esperar (no es necesario) te clavo mi verga hasta el fondo y comienzo a embestirte como un a****l una y otra vez. Cuando llevamos una rato dándonos placer, me abrazas por el cuello y acercas tu boca a mi oído.

– ¿Sabes porqué me he puesto tan cachonda al salir del trabajo? – susurras mientras yo sigo rítmicamente follándote – Pues resulta que hoy he cogido yo sola la lanzadera de mi empresa, así que me he sentado al lado del conductor, ese chico tan majo del que ya te he hablado.

Noto cada vez más dura mi polla, acelero el ritmo pero he de parar un instante porque estoy a punto de correrme.

– ¿Y sabes qué más? – dices entre gemidos – Cuando que me quitado la chaqueta le he pillado mirándome las tetas. Creo que le deben gustar bastante, porque no es la primera vez. Así que disimuladamente me desabrochado un botón más de la blusa…

Comienzo a taladrarte cada vez a mayor velocidad, mientras te digo que eres un poquito golfa… y que me gusta.

– ¿Pero sabes lo mejor? – dices entrecortadamente entre jadeos cada vez más fuertes – Sin querer le he mirado el pantalón y estaba empalmado… muy empalmado. Rápidamente quité la mirada pero no pude evitar volverle a mirar con disimulo otra vez el cacho de paquete del tío… y desde ese mismo momento llevo chorreando… mmmmmmmm….

Nos movemos cada vez más frenéticamente, yo cada vez más excitado sintiéndome como usas mis polla para que quitarte el calentón… hasta que al final nos corremos entre sonoros gemidos y desfallecemos una vez más.

Bir yanıt yazın

E-posta adresiniz yayınlanmayacak. Gerekli alanlar * ile işaretlenmişlerdir