Desvirgando a Javi IV – Noche de orgía (1&o

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Desvirgando a Javi IV – Noche de orgía (1&o
Subí las escaleras seguida de cerca de 21 y 49. Al llegar al primer piso, seguimos subiendo hasta la segunda planta, dónde Carmen tenía sus habitaciones.

-Cuál puedo usar? -les pregunté

-Todas están libres y preparadas por si hay invitados señora. Sin embargo, la habitación de nuestra Ama tiene la cama más grande, y probablemente es en la que quiera estar cuando termine. -Contestó 49.

-Pues vamos allá -dije mientras abría la puerta del dormitorio de mi amiga. La habitación seguía igual. Una de las paredes tenía un gran ventanal desde el que se veía el campo y las montañas del fondo. Debía de ser bonito levantarse cada mañana con estas vistas, pensé. En medio de la habitación había una cama king size redonda, y encima de ésta, en el techo, un espejo del mismo tamaño que la cama. En un rincón del dormitorio había un pequeño colchón con una manta. Supuse que ahí es dónde debía de dormir algún esclavo.

-Baila un poco, haz un streptease -le ordené a 21 -Y tu, quitame la ropa lentamente -dije mirando a 49 mientras me mordía el labio con impaciencia y se aceleraba mi respiración. Me bajó la cremallera de detrás del vestido y éste se deslizó suavemente hacia tocar el suelo. Después de descalzarme, subí a la cama y dí una vuelta en ella gateando.

-Hmmm… ven, túmbate aquí -le dije a 21 con cara de deseo. -Quiero que nos observes todo el rato sin perderte ningún detalle, pero tienes totalmente prohibido tocarte -dije mirando a 49. Quería que se excitara tanto como fuese posible.

Me puse encima de 21, a la altura de su ombligo, y la miré con lujuria directamente a sus ojos. Le lamí el ombligo mientras iba subiendo despacio. Me paré entre sus pechos, y girando la cabeza, me acerqué a su pecho izquierdo. Empecé a lamerlo, y fui ganándole terreno a su pezón. Quería atrasar tanto como fuera posible su orgasmo, hacerla sufrir y gemir de deseo y placer hasta que me suplicase para correrse.

Cuando al fin llegué a su pezón, me lo puse suavemente entre los dientes, y lo succioné con cuidado. Al ver que reaccionaba favorablemente al contacto de mi boca y se endurecía, puse a trabajar también mi lengua, y le fui dando lametazos intercalados con los mordisquitos. Su respiración se aceleró, y su pecho subía y bajaba cada vez más rápido. Cambié de pecho, y repetí el procedimiento, pero ésta vez, usé mi mano derecha para masajearle la teta que acababa de dejar libre y dirigí mi mano izquierda a su entrepierna, que estaba empezando a lubricarse.

Empezó a soltar pequeños bufidos de placer entre su respiración, que cada vez era más fuerte y rápida. A nuestro lado, 49 nos miraba sin perderse detalle, con su pene alzándose y desafiando las leyes de la gravedad.

Estuve un rato más con los pechos de la esclava, y cuando me harté, la miré otra vez y seguí subiendo. Mi mano lubricada se posó sobre su pecho, y le besé suavemente el cuello, cosa que le provocó un suspiro, que vino acompañado de un gemido. Le besé un rato más el cuello, y subí hasta sus carnosos labios. Usé mi lengua para recorrer sus labios, y aprovechando que tenia la boca entreabierta, empecé a explorarla. Nuestras lenguas jugueteaban traviesas mientras mis dedos seguían torturando de placer sus pezones. A pesar de la unión de nuestras bocas, se le iban escapando gemidos cada vez más a menudo.

Interrumpí el beso que le estaba dando para mirar a 49. Parecía que le iba a estallar el miembro. Dios que grande era, iba a necesitar unos buenos preliminares si quería metérmela entera. Su glande estaba goteando líquido preseminal, y su miembro palpitaba deseando ser usado. El esclavo tenía los labios apretados en una mueca de sufrimiento.

-Ven -le ordené a 49 -preparame con tus dedos para el sexo anal.

El esclavo empezó a lamer mi culo (en previsión de lo que pudiese pasar me lo limpié a conciencia en casa). Mientras yo seguía con la esclava, los lametones de 49 y sus dedos abriéndose paso en mi puerta trasera, me provocaron escalofríos de placer. Pero quería tener un orgasmo, y lo quería ya. Me separé de 21 y me tumbé en el borde de la cama, con la pelvis fuera del colchón y las piernas apoyadas en el suelo.

-Tu, siéntate en el suelo y sigue preparando mi culo -le dije a 49. -Y tu ponte encima de mi, quiero que me hagas correr como una loca. Y busca algún vibrador o consolador, quiero más que tu lengua.-le dije a la mujer.

Abrió uno de los cajones que había al lado de la cama, y sacó de él un vibrador con forma de pene. Era bastante grande, y me estremecí solo con pensar lo que vendría a continuación.

Se tumbó encima de mi como en un 69, y empezó a lamer mi vulva, que estaba chorreando. Por detrás, 21, casi había metido un dedo entero en mi culo.

Me dejé llevar por la espiral de sensaciones que estos dos esclavos provocaban en mi. La lengua de 21 me limpió los labios mayores de mis jugos, y empezó a lamer por dentro, forzando su lengua para que entrase dentro de mi. Yo la sentía abrirse paso por mi cueva, mientras sus manos me masajeaban los muslos. Miré la vulva de la esclava, tan cerca de mi cara. Era tan rosada, estaba tan mojada…que apetecible. Una gotita de sus jugos le fue bajando por el muslo hacia mi cara, dejando un rastro brillante. Lo recogí con un dedo y me lo llevé a la boca. Era un sabor delicioso. Me entraron ganas de completar el 69, pero recapacité en seguida. Ahora me tocaba a mi disfrutar, ya tendrían tiempo de hacerlo ellos si Carmen se lo permitía.

Al poco rato, la esclava subió un poco la cabeza, y su boca se centró en mi clítoris, aprisionándolo entre sus labios mientras succionaba, matándome de placer. Llegados a éste punto, empecé a gemir sin ningún tipo de control.

-Hmmm…ahhhh así, sigue y empieza con…hmmm aaaahhh, con el vibrador, lo quiero dentro -conseguí ordenarle. -Y…tu, yaaahhhh puedes meter otro dedo. -dije mirándome en el espejo del techo y pensando en 49. Las vistas eran espectaculares, mi cabeza saliendo por entre las los gruesos muslos de una mujer, con su cabeza enterrada en mis partes pudientes, y en el borde de la cama, sentado en el suelo, un hombre con la cara tapada por mi culo, con la polla más tiesa que un mástil.

Entrecerré los ojos para concentrarme en las olas de placer que acometían, mientras 21 empezaba a meterme dentro el vibrador. Lo sentí entrar, lentamente, separando las paredes lubricadas de mi vagina. La vibración que producía el juguetito añadía más placer aún, si es que eso era posible.

Acompañando al vibrador, 49 me metió un segundo dedo en el culo, dilatándolo poco a poco sin dejar de lamer. Metí mis manos entre los muslos de la esclava para llegar a mis pechos, que estaban desatendidos, y me pellizqué suavemente los pezones, totalmente endurecidos de la excitación.

Me quedé así un rato, sintiendo como el placer se intensificaba cada vez más a medida que mis gemidos subían de tono y sentía que se acercaba mi orgasmo.

La esclava, viendo como se aceleraba el ritmo de mi respiración y sintiendo que mi pecho subía y bajaba cada vez más rápidamente, aceleró el movimiento con el consolador y empezó a succionar con más fuerza mi botoncito del placer, combinándolo con pequeños mordisquitos. De ésta forma, llegué inevitablemente al orgasmo, entre espasmos de placer que recorrían mi cuerpo y me ponían la carne de gallina. A medida que el orgasmo bajaba de intensidad y me relajaba, los esclavos bajaron el ritmo de su actividad. Empujé casi sin fuerza a la esclava para que saliese de encima mio.

-Tu sigue como antes -le dije suspirando al macho, mientras cerraba los ojos y me relajaba. Todo el día aguantando, dejándome a medias dos veces, y por fin había estallado. Ahora necesitaba recuperar fuerzas, esto solo era el principio.

No se cuanto tiempo estuve tumbada en la cama, mientras 49 trabajaba en mi culo. 21 se había arrodillado al lado de la cama, a la espera de nuevas órdenes.

-Señora, creo que debería usar algún objeto para seguir dilatando su ano, mis dedos ya no sirven de más -me dijo el esclavo, levantando la cabeza por entre mis piernas.

-Adelante, como tu lo veas -le dije. Cogió un consolador de tamaño mediano, y poco a poco con cuidado me lo fue introduciendo. Me dejé hacer sin rechistar hasta que la puerta se abrió y entraron Carmen y Javi. Los pezones se le marcaban en la camisa, y a él se le notaba una erección en los pantalones. A saber qué le habrían hecho a la pobre muchacha por mi culpa allá en las mazmorras.

-Mírate zorra, ya te has corrido? -me preguntó sonriente mi amiga

-Pues claro, o es que hemos venido a charlar? -le contesté animada, mirándoles desafientes con lujuria.

-Tienes razón, vamos allá que quiero probar a tu amigo -dijo mirando a Javi. Empezaron a besarse en la puerta, y se acercaron en la cama poco a poco. Carmen le abrió la bragueta a mi acompañante y lo sentó en la cama, a mi lado.

-Veo que querrás una doble penetración, eh? -Me dijo con travesura en su mirada.

-Si, y a menos que te guste el dolor, creo que tu no vas a disfrutarla -contesté mientras lamía el glande de Javi como si se tratase de una piruleta.

-Oh, que poca confianza tienes en mi. Llevo todo el dia con un dilatador en el culo, estoy más a punto que tu. -me dijo sonriente

Siguió lamiendo el miembro del chaval. Su lengua recorrió los testículos, y fue subiendo por el tronco hasta llegar al frenillo, dónde se centró un rato, y le empezó a dar lametones cortos pero rápidos.

Mi amante empezó a resoplar y se agarró a las sábanas con fuerza. Carmen siguió hasta llegar a la cima del glande, y lo besó tiernamente mientras con una mano le masajeaba los testículos y con la otra empezaba a pajearle lentamente. A medida que su movimiento se intensificaba, su boca ampliaba la zona que besaba, y se la metía en la boca hasta que terminó haciéndole una mamada en toda regla, succionando con fuerza. Por la cara que ponía Javi, seguramente le lamía el glande mientras su boca subía y bajaba por su miembro. Mientras le hacía esto, se fue quitando ropa (sin parar de succionar) hasta quedar desnuda de cintura para arriba.

En aquél momento me animé y fui hacia él, con el consolador metido en mi ano. Le agarré la cabeza y le besé con pasión, mientras mis manos recorrían su cuerpo. Me agarró la cintura con un una mano, y la otra se dirigió entre mis muslos, donde empezó a manosearme torpemente, no se si por la falta de experiencia (aunque estaba aprendiendo a marchas forzadas) o porque la mamada de mi amiga le tenía distraído.

Noté como dos de sus dedos entraban en mi, de forma un poco brusca, mientras con su pulgar me masajeaba el clítoris. Al cabo de poco tiempo, se tensó, y mi amiga se sacó el pene de su boca y lo apuntó a sus pechos.

-Córrete en mis tetas nene, venga va! -le gritó con cara de depredadora sexual

-Hmm..aghhh…agghhhh!! -gruñó Javi mientras lanzaba descargas de semen a los pechos de mi amiga.

Cuando terminó, se quedó sentado con la respiración agitada. Mi amiga miró a sus esclavos, y les dijo: -Limpiadnos! Tu a él -dijo mirando a 21.

La mujer se acercó a Javi y se metió su miembro en su boca, para dejarlo limpio de semen. 49 se acercó a su Ama, y le lamió el semen que mi joven amigo le había disparado en el pecho.

-Es un poco asqueroso, no? -preguntó el chaval

-Si, pero por esto se lo hago hacer -le contestó la dómina. A todo esto, yo estaba tumbada en la cama, caliente otra vez del espectáculo (Javi se había olvidado de mi al correrse).

-Niño, has probado anal alguna vez? -Le preguntó Carmen a Javi mientras con toda naturalidad se bajaba la falda y se desnudaba. No llevaba bragas, pero tenia un hilo colgando del culo, seguramente llevaría bolas chinas.

-No, era virgen cuando lo recogí -respondí yo por él. -Y quiero ser la primera que se lo deje probar, igual que cuando lo desvirgué -le dije sin admitir peros.

-Uhh, la gatita se pone celosa -me contestó ella mientras se levantaba y se vestía. -Está bien, qué te parece una doble penetración?

-Venga vamos, se pone el esclavo o te pones un strap-on?

-Yo, por su puesto. Esta cosa aún no se ha ganado el derecho a correrse

-Pobre hombre -dijo Javi. -Si parece que le va a estallar la polla.

Y razón no le faltaba, parecía que se iba a correr con solo tocársela.

-Pues mira, de ti depende que se corra o no -le dijo Carmen, a quién no le gustaba que se metiesen con su forma de tratar los esclavos, y menos un mequetrefe. -Si quieres que disfrute, se lo harás tu.

Y dicho esto se sentó en la cama, mirándoles. Yo me senté a su lado, con nuestros muslos desnudos y calientes tocándose, esperando para ver el espectáculo.

-Eh pero que dices -dijo poniéndose colorado de repente. -Que no soy gay!

-Ni nosotras lesbianas, pero como has visto, nos damos placer sin importarnos -le dijo ella

-Además, tranquilo que nadie lo sabrá nunca. Y hasta a lo mejor te gusta -le dije traviesa. Estaba esperando que aceptara, quería ver un espectáculo gay delante de mi. Si los hombres disfrutan de lesbianas dándose el lote, por qué no íbamos a hacerlo nosotras?

Javi se quedó mirando fijamente al esclavo. -Y si… le doy por detrás? Así no tendría que tocarle…

-No, para esto estoy yo -le dije

-Venga chaval, hazle una paja de una vez! O una mamada, como prefieras! -Le espetó mi amiga, disfrutando del espectáculo.

-Jodeeeer…-el chaval parecía estar en un aprieto. Sabía que si no se lo hacía, probablemente no íbamos a seguir follando con él. Pero tocar el miembro de un hombre…

-Vale, pero una paja y ya está!

-Siii!! Bien! -Gritamos Carmen y yo divertidísimas.

Javi se acercó al esclavo, que seguía en pié, con la verga tiesa, goteando líquido preseminal y palpitando. -Tu, acércate -le ordenó a la esclava. -Y abre la boca.

21 se acercó al otro esclavo y se arrodilló delante de él en posición sumisa. Javi puso mala cara, y acercó su mano al miembro del otro, a quien se le aceleraba la respiración. Se quedó mirándola, grande, brillante de jugos, deseando que alguien le redujera la tensión.

-Venga vamos, si solo tardará un par de sacudidas en vaciarse! -le grité animándole

Finalmente Javi la rodeó con su mano derecha, y empezó un movimiento de vaivén. A la quinta sacudida solamente, el esclavo apretó los labios y empezó a correrse entre bufidos. No se si inconscientemente o a sabiendas de lo que hacía, Javi aceleró la paja que le hacía al esclavo, apuntando con su polla a la boca de 21. De la punta del glande de 49 salieron 6 chorros potentes y densos de semen, directos al pecho y cara de la esclava, aunque ninguno le entró en la boca. Javi le soltó la verga tan rápido como pudo, y se giró hacia nosotras, un poco enfadado, creo. Pero a nosotras que ya estábamos calientes, el show, aunque corto, nos excitó aún más.

-Limpia a tu compañero y sentaos cerca de la cama -ordenó Carmen a los esclavos. Se giró y me besó con ternura. Estos contrastes me volvían loca.

-Desnúdate -le dije a Javi. Se quitó toda la ropa y se acercó. Su miembro volvía a crecer poco a poco. Carmen buscó entre sus cajones y sacó un strap on de considerable tamaño.

-Mira, éste tiene función de vibrador en los dos lados, de forma que las dos nos vamos a divertir -me dijo con una mirada pícara mientras se ataba los arneses alrededor de los muslos.

Se quitó poco a poco las bolas que llevaba en el culo. Justo antes de salir cada una, daba un suspiro, y lo entendía perfectamente. Aquél placer, de sentirse vacía por dentro poco a poco, después de todo el día excitándose…Mis pezones estaban más duros que la cara de un político, y algunas gotas de mis jugos resbalaban por mis muslos. Carmen se tumbó en la cama, mirando hacia el techo. Me acerqué y le empecé a lamer el falo de plástico que llevaba unido a su cuerpo. Una vez lubricado, me senté encima de ella, lentamente, disfrutando cada centímetro de la barra vibradora. Al presionarla contra ella, mi amiga también soltó un pequeño gemido. Seguramente, le estaría vibrando justo en el clítoris. Al cabo de algunas embestidas, logré lubricar totalmente el miembro de plástico y aceleré el ritmo de la penetración, mientras pellizcaba los pezones de mi amiga y nuestras bocas se fundían en un beso, con nuestras lenguas persiguiéndose traviesas dentro de nuestras bocas. Una vez cogí el ritmo ideal, miré a Javi, que estaba totalmente empalmado mirándonos y sobando sin demasiada destreza los pechos de 21, que seguía arrodillada.

-Hmmm…ven aquí y sácame….ehhhh, el consolador que tengo en…aahhhh…en el culo…-conseguí decirle entre jadeos. Se acercó y, poco a poco, me lo fue quitando. Yo aproveché, y sentí en mi interior la misma sensación que debía de haber tenido mi amiga minutos antes al sacarse las bolas. Solo que ella llevaba todo el dia con ellas dentro.

Cuando por fin me lo sacó todo, me sentí vacía. Quería volver a llenarme, y ésta vez de carne, quería sentir el calor del chaval en mis entrañas.

-Ahh, siii…ahora coge algún lubricanteehhh…corre -le dije. No quería perder ni un minuto más. 49 le alcanzó un bote de lubricante, y Javi se untó bien la polla. Justo cuando me la iba a meter, le recordé:

-Ponme un poco a mi también, y recuerda que tienes que ir despacio.

Continuará

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