La tentación en casa II

Babes

La tentación en casa II
No eran todavía una familia, y las reuniones los 4 juntos eran escasas. No habían tenido oportunidad de volver a estar solos desde aquel día.

Ella tenia unas ganas locas de poder encontrarse a solas de verdad con su medio hermano o futuro hermano. Era una sensación tan excitante y estaña.
Había tenido relaciones antes, pocas y de poca intensidad, pero podía decir que no era virgen aunque solo lo hubiera echo una vez y no fuese hasta el final.
Lo que le hizo el que seria su futuro hermano, la tenia loca desde entonces. No solo había sido sexo completo, sino que había sido sexo en una situación inesperada, no solicitado y justo delante de las narices de sus padres, por un lugar que no esperaba que le gustase tanto. Siempre tenia que masturbarse cuando lo recordaba.

Era una chica curiosa, así que después de aquella primera vez, volvió a espiar a su madre, quería aprender más cosas y repetir la experiencia con su hermano.

Pero no se repitió de nuevo aquella situación, apenas habían vuelto a verse y ya hacia mas de dos meses que pasó todo y el nuevo curso académico estaba en marcha y restaba tiempo a los encuentros.

Ella había descubierto que su madre tenia una obsesión poco natural, según su punto de vista. En alguna ocasión, mientras los espiaba, vio que su madre no se quitaba la ropa, y que no lo hacían. Se dejaba atar y el novio (el padre del chico) se dedicaba a fallarle la boca. La primera vez le pareció horrible, pero luego comprobó que era algo que le gustaba a su madre. Pues un par de días después vio como ataba a su novio y solo se dedicaba a comérsela.
Luego lo comprendió, por alguna razón había una serie de cosas que a su madre le encantaba. Una era que el hombre tuviera fuertes orgasmos, otra era verse empapada en semen, incluso tragárselo, y la ultima, que la ataran.
Lo que más le llamó la atención era esa afición a encontrarse y no tener sexo, solo comérsela y beberse su semen. Claro, se dijo, los días que tenia la regla, ella complacía a su novio.

Para el chico todo fue más complicado. Había notado que la madre de la chica se olía algo, y había empezado a buscar escusas para encontrarse todos juntos, o eso le parecía. Ademas se sentia mal. La que podría ser su futura hermana, era muy joven, y lo que había echo era como una violación. Ahora el también evitaba encontrarse con la chica.
Pero era inútil, pues siempre había alguna ocasión en la que se veían, en la que coincidían los 4 para ir a comprar, o para simplemente cenar.
Era precisamente en esas cenas cuando lo pasaba peor. Había notado que ella cada vez se vestía mas provocativa, y no dejaba de mirarlo. Cuando había oportunidad le decía alguna broma al oído, o lo tocaba. Ella ya se había llevado alguna bronca por la forma de vestir, y solo su padre la había defendido.
Posiblemente el día que se puso los minishorts y el top, todos se dieron cuenta del tamaño del paquete del chico. Aquel día creía que mojaría los pantalones, pues estaba especialmente traviesa.
No paso nada especial durante la noche. Fueron a una pizzeria junto a la playa, no muy lejos de la casa que tenían los hombres. Había que aprovechar la ultima ola de calor antes de que por fin llegase el otoño de verdad. Los chicos habían quedado sentados juntos, pero en unas mesas amplias y sus sillas quedaban muy separadas. Los dos adultos en cambio estaban en un banco, prácticamente el uno sobre el otro.
Toda la conversación de la noche fue sobre el comienzo de la joven en la universidad, y de un gran proyecto que tenia entre manos el padre. Durante la cena, el chico pudo relajarse a pesar de que ella no le quitaba ojo de encima.

El momento que temía llego cuando terminaron de cenar y decidieron tomar unos helados como postre mientras paseaban por la playa. El padre se pidió un helado de café, la madre uno de vainilla y chocolate, el chico uno de frutas y la chica uno solo de nata. Todos se sorprendieron de la elección, aunque eran conocidos aquellos helados de nata.

– Es que me encanta la nata- Dijo mirándolo deforma sensual mientras chupaba el cucurucho.

La sorpresa vino cuando inmediatamente, de forma jovial y sin habérselo pensado minimamente, el adulto soltó.

– Como a tu madre.

Parecía que nadie se había cuenta, pero la mujer le había dado una patada por detrás, y estuvieron hablando bajo algunos minutos.
La chica aprovecho ese momento para retrasarse un poco. El chico también lo hizo.

– ¿Me pregunto como sabrá el semen?- Dijo ella comiendo el cucurucho de forma golosa.

Volvió a adelantarse y se puso de nuevo a la altura de los adultos.

El chico ya empezaba a tener húmeda la punta. estaba que iba a estallar. Se le acercó por detrás asegurándose que no lo oirían.

– Oye, lo del otro día…

No lo dejo continuar. Se giro un poco hacia él, y le dijo.

– Yo también estoy deseando repetirlo. Estate atento, porque la próxima vez te diré como podemos vernos.

No era lo que tenia pensado él, pero le servia.

Solo una semana mas tarde volvieron a encontrarse para ir a comprar. Fue poco rato, pero lo suficiente como para que ella le diera un papel donde había con todo detalle una planificación de como encontrarse.
Era una idea sencilla, pero peligrosa. Al siguiente martes, su madre tendría una reunión importante que le llevaría toda la mañana y seguramente, parte de la tarde. Solo tenia que faltar de clase e ir a su casa donde lo esperaría. Además le dio su teléfono. Por fin, desde que se conocían podian tener un contacto entre ellos, aunque por vergüenza, oportunidad o nervios no hicieron servir hasta el día señalado.

Cuando llegó a la dirección indicada, le sorprendió que no hubieran estado nunca en aquella casa de una sola planta. Era sin duda mejor que el piso de su padre. Aunque sabia que no tenían ninguna otra propiedad.

Pico a la puerta con el puño, con cierto miedo. Lo recibió ella vestida con un sensual pijama, y nada más entrar se le lanzó al cuello.
No hicieron falta palabras, estaba claro que tenia que hacer y así lo hizo.

Tras el preliminar, la tenia en una posición que le resultaba excitante. También tumbada boca arriba, la tenia con las piernas abiertas delante suyo, y solo las bragitas impedian el deseado acceso. Tenia ganas de hacerle muchas cosas. Pero la vez anterior le habia forzado el culo, y de alguna manera quería agradecérselo. Además comer coños era lo que más le excitaba.
Acarició sus carnosos muslos y bajo su cabeza hasta su ingle. Quiso comerle el coño suavemente y que lo disfrutará, pero estaba tan excitada como él y se vio obligado al comérselo salvajemente sin tan solo quitarle las bragas. Se corrió entre gritos y espasmos a los pocos minutos. Él se incorporó para penetrarla, pero ella se lo impidió. Se sentó en la cama y comenzó a acariciarle la polla sobre los bóxer.

– Tranquilo, tenemos tiempo, dejame jugar un poco con ésta, que aún no he podido.

Se la sacó y comenzó a masturbarle torpemente. El la tenia húmeda de su propia excitación.

– Sabes que desde aquel día he podido espiar a nuestros padres unas cuantas veces?

– A sí?- Él estaba demasiado excitado como para prestarle atención.

– Son unos cochinos, hacen de todo.

– De todo como que?

– Como si no supieras.- Se agacho y chupo ligeramente la punta de la polla.- Pensé que aquel ya te habías dado cuenta de como se las gastan nuestros padres.

Comenzó a chupársela en serio. Él se dejo hacer.

– Ahora tengo curiosidad. Le he visto hacer esto muchas veces a mi madre. Tan bueno esta el semen? Tendré que probar.

Pero no hubo oportunidad, se escucho la puerta de entrada, era la madre que había vuelto antes. Él se escondió como pudo en el armario y ella se metió en la cama. Tendrían que dejarlo para otro momento.

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